martes, 25 de agosto de 2009

EL ABUELO (EXPERIENCIA DE VIDA)

Los años han pasado y el tiempo me arranca poco a poco mi vida. Mi descendencia ha crecido en gran manera y mis hijos ya son grandes empresarios, pues los he sabido criar conforme a lo que he aprendido a través de mi vida. Y que decir de mis nietos ya son profesionales responsables, obedientes y sometidos a sus padres. No tengo queja alguna sobre toda mi descendencia. El Altísimo me ha bendecido en gran manera, su gracia a estado conmigo por siempre y su sabiduría me ha cubierto toda mi vida.


Ya estoy viejo, mis fuerzas ya no son las mismas, como la de un joven de 20 años, pero a mis 80 años mis ganas de vivir para mi Dios no se ha acabado. He pasado por cada prueba y he sabido sobrellevarla toda mi vida. Aprendí muchas cosas interesantes, logre metas y alcancé mis sueños mas anhelados, en esto Dios cumplió en darme lo que mi corazón pedía. Su Santo Espíritu no se aparto de mí, como yo no me aparte de él. ¡Tengo tanto que agradecerle! Primero por mi vida, soy tan privilegiado por haberlo conocido y que él haya cambiado mi vida de tristeza a una vida de felicidad, de darme la salvación y de una larga eternidad a su lado. La segunda de haberme dado la mejor mujer, la mas hermosa, la mas maravillosa de todas, la que nunca cambiaria por nada, aunque los años hayan pasado para ella, para mí sigue siendo mi princesita, la niña mas linda, la mas tierna y dulce que pueda tener. Es mi ayuda idónea, mi fortaleza en Dios, en mis momentos mas difíciles ella siempre estuvo conmigo y no me abandono, sino que a pesar de la dificultades supo como afrontarlas. Mi compañera fiel, mi mejor amiga, mi esposa, mi amante incondicional, la que nunca se negó a obedecer un mandato mío. Los años habrán pasado para nosotros, pero el amor que Dios sembró en nuestras vidas nunca cesará.


Veo a mis hijos y me hacen recordar a mí mismo, pues están aprendiendo a llevar su vida en un correcto caminar. Como olvidar cuando mi mujer, en una noche de luna llena me confesó que estaba embarazada, en esos momentos me quede sin habla, comencé a temblar de la emoción y mis lagrimas corrían por mis mejillas de felicidad. Reaccione en esos instantes y la abrasé tan fuerte; en esa noche llore como un niño cuando la tomaba en mis brazos, la cargué y grite a los vientos: “!te amo, te amo esposa mía y gracias Dios mío, muchas gracias por el hijo que nos vas a dar y que pronto viene a nuestras vidas!” y como no olvidar los primeros antojos, fue cosa de gracia, porque me acuerdo que una ves a la una de la madrugada me dijo que tenia ganas de comer un litro de helado de chocolate y que deseaba comérselo con uvas negras. Mi pregunta en esos momentos era como iba a conseguir todo eso lo que ella pedía a esas horas de la noche; para mí fue una experiencia tremenda en aquellos tiempos, cuando mi esposa estaba esperando a nuestros hijos y a veces teníamos que trasnochar para cargar a uno de nuestros hijos cuando tenían un mal sueño y como olvidar sus primeros pasos o sus primeras palabras, y ahora verlos ya grandes y con hijos, pero esto no me quita que aun siguen siendo mis pequeños niños, mis bebitos lindos.


Mis nietos, mis bellezas mas preciadas, cuando eran niños cada noche antes de que sus padres los llevara dormir, les contaba una historia sobre mi vida, y cuando a veces se me olvidaba de contarles un cuentos o una historia, iban a mi cuarto y con un gran brinco venían a hacia mi cama y me decían: “abuelito no te olvides que hoy tienes que contarnos una historia”. Mis pequeños niños siempre les encantaba que les contara mis viejas historias, pero sus curiosidades eran tan amplias que me hacían preguntas como: “¿abuelito como conociste a la abuelita? o ¿cómo conquistaste a la abuelita? y otras preguntas como: “¿abuelito como nacen los niños y como se forman? o ¿por qué hay distintas clases de razas, si somos imagen y semejanza de Dios?, mi esposa que estaba a mi lado en esos momentos sonreía al mirarme, porque sabia que no tenia como responderles a mis nietos, aunque esta responsabilidad les correspondía a sus padres, no podía responderles, pero mis niños ya crecieron, ya son unos profesionales, claro esta, que ya no me buscan para contarles una historia, sino que ahora me buscan para darles consejo sobre cada área de sus vidas. El ultimo de mis nietos vino una tarde y me pregunto como podía hacer él para conquistar a una chica, - ¡me dejo frió en esos instantes!; ¡que pregunta mas inesperada fue esta para mí!, este es un tema muy delicado para hablar a un joven de su corta edad y gracias a Dios que me guió en este tema ya que pude darle el consejo que él realmente necesitaba, en esos momentos me acorde de mis errores cuando era joven; ya que era un joven muy enamoradizo, sufrí por esto, pues entregaba mi corazón a las chicas menos indicadas para mí, pero doy gracias a Dios que me enseño de mis errores, ya que en esto pude darle un buen consejo a mi nieto y de darme cuenta del gran valor que tiene mi esposa en mi vida .


Los años pasan y mis grandes amigos ya no los veo, tengo grandes recuerdos de ellos, muchas veces me ayudaron a afrontar mis errores y otras veces eran mis cómplices en las decisiones que tomaba. A pasado el tiempo y no hace mucho me entere que uno de ellos ya esta con el Señor, cuando fui al entierro, uno de sus hijos se me acerco y me dijo estas palabras: “señor, nuestro padre siempre a hablado de usted y de las cosas que hacían en su juventud, he incluso nos mostró una foto donde estaban sus amigos mas cercanos a él, pero él siempre lo señalaba a usted en la foto y decía: “este es mi mejor amigo quien siempre compartí mis sueños y mis metas”. - por esto yo lo pude reconocer”. En esos instantes mi corazón se conmovió y no pude mas en dejar correr mis lagrimas por mis mejillas; llore y exclame: “¡Dios, gracias por este gran amigo que me distes y por los que aun están a mi lado y que nunca se podrá romper la amistad que tu pusiste en nosotros y gracias porque ahora este amigo mío descansa en ti, señor mío!”.


Mis años se acaban en esta tierra y mi propósito llega a su fin, pero en esto me glorío que Dios en su inmenso amor me a dado grandes cosas y que después de mí, vendrán otros testimonios de cómo Dios a cambiado sus vidas y de las bendiciones que él les a dado.


“Bendito eres mi Dios, en ti descansa mi alma y tu por siempre guardaras a los míos, como lo has hecho conmigo y por siempre seas glorificado. Amén.”


Autor:

Miguel Garcia

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