martes, 25 de agosto de 2009

DIOS ES DIOS Y NO NOSOTROS

Muchas veces, cometemos errores y cuando ya hemos aprendido de ello, hemos perdido muchas cosas, pero si no hemos aprendido de ello solo nos lastimaríamos mas.



Este es caso de muchos, en el transcurso de nuestras vidas lastimamos a muchas personas, a las que amamos y a nosotros mismo. Y a veces ocupamos el lugar de DIOS, tratando de hacer su voluntad.

Y añadimos diciendo: ¡que es de DIOS! – cuando en realidad no dejamos que él haga lo que tiene que hacer en nuestras vidas, pero muchas veces nos equivocamos.


Y también he escuchado decir: “que aun no es el tiempo de DIOS” y otros dicen: “que es el tiempo de DIOS”, ¡¿quién dice la verdad?! Cuando realmente es DIOS quien decide que es el tiempo de su voluntad. ¡¿Por qué declaramos algo que no nos corresponde?! – Decimos que amamos y solo lastimamos - , ¿por qué decimos que es de DIOS? – cuando no dejamos que él nos confirme si es para nosotros.


Muchos son nuestros errores, a veces entregamos nuestro corazón a quien no se lo merece y otras veces lo negamos a quien realmente se lo merece.


¿Por qué actuamos como imperfectos?, ¿qué es lo que nos esta llevando a la ruina?, ¿qué es lo que nos falta pera completar el vació en nuestro corazón? Si nosotros que somos hijos de DIOS y si él esta en nosotros, llena ese vació y somos perfectos, pero ¿por qué esta actitud incorrecta de parte nuestra?, ¿talvez no entregamos nuestro corazón como debíamos?, o ¿talvez nos creemos tan suficientes con lo que declaramos?, ¿pero que ganamos con esta actitud incorrecta?, pero a estas interrogantes hay respuestas y es que “NO HEMOS DEJADO QUE DIOS ACTUE EN NUESTRAS VIDAS” y mas aun “NO HEMOS PUESTO NUESTRA CONFIANZA EN DIOS”.


Ahora doy este ejemplo y hay que meditar con el corazón. Algunos se preguntaran: “¿meditar con el corazón?”, pero dirán: “el corazón es engañoso”. Y claro que lo es, lo es para aquellos que no tienen a Cristo en su corazón, pero a los que ya lo conocen, no tienen un corazón engañoso, sino el corazón de Cristo. Por esto meditemos con nuestro corazón en Cristo y no con un corazón de piedra (Ez. 11.19-20).

Unos jóvenes esperaban el tiempo de DIOS, para que DIOS les confirmara si lo que sienten el uno por el otro era su voluntad. Pasaron cosas que no eran gratas a los ojos de DIOS, y sus comportamientos no eran los correctos, ambos pensaron y creyeron que no era de DIOS que sean el uno para el otro y que no era necesario persistir en ese sentimiento, aunque uno de ellos quedo herido por la decisión de la otra persona; cada uno siguió con sus cosas de antes, se dispersaron, conocieron a muchas amistades y conocieron a los que creían que era para ellos, pero en esta ocasión uno de ellos prefirió guardar su corazón y no hacer nada hasta que realmente recibiera confirmación de parte de DIOS.


El joven aun seguía sintiendo algo por ella, por la que paso muchas decepciones. Se mantuvo distante, se comporto como debía de hacerlo y esto fue grato ante los ojos de DIOS, pero la joven se dejo llevar por sus emociones, ya que entrego su corazón a un hombre y no espero el tiempo de DIOS, ni pidió confirmación, su comportamiento era imprudente y creyendo que era de DIOS se unió aquel hombre, y esto no agrado a DIOS. Pasaron los años y el joven seguía esperando y aun no podía olvidar ala joven que quiso mucho.


Mientras que ella se aparto de los caminos del Señor, le acontecieron cosas peores, pues el que creía que era para ella, la maltrataba físicamente y psicológicamente.


Ella se preguntaba: “¿qué hice mal? y ¿por qué me pasan todas estas cosas?, si yo creí que era de DIOS”.


Pasaron los años y ella seguía sufriendo los maltratos y las humillaciones de aquel hombre. Paso decepciones y tanto fueron los maltratos que tubo cuatro abortos. DIOS triste por lo que le estaba aconteciendo a su hija, por sus malas decisiones, corrió a su ayuda. DIOS la trajo a sus caminos y aquel hombre que ella creía que era el idóneo perfecto, la abandono. Ella triste y arrepentida por tomar decisiones equivocadas, DIOS la consoló.


Ella se preguntaba: “¿a dónde esta aquel joven que me había amado y a pesar de los errores que tuvimos, él siempre estuvo ahí para apoyarme?”.


DIOS preparo su encuentro, porque él ya había destinado que ellos estuvieran juntos.


Un domingo por la mañana, después del culto de las ocho, ella vio al joven que la había amado, avergonzada no le fijo la mirada, -pues no sabia que decirle, - por el momento se le cruzaron por la mente preguntas como: “¿qué pensaría él de mí?, ¿talvez ya no siente nada por mí?, ¿talvez ya se habrá casado, y si tiene hijos? El no se fijaría en mí”.


Ella decidió evadirlo y no quiso hablarle, pero él aun la seguía amando a pesar de todo lo que habían pasado.


El joven la vio y se le acerco, la miro fijamente y le dijo: “sabia que regresarías”.


Se contaron sus cosas, las buenas y las malas, la que habían pasado todo este tiempo, se pidieron perdón el uno al otro y él le confesó que aun la seguía amando: ella sintió una felicidad inmensa dentro de su ser y que no podía ser explicado, y que solo DIOS lo puede dar.


DIOS los unió y se casaron, y tuvieron hijos. Y sus hijos son pastores dedicados en la obra del Señor.

Esto es a lo que me refiero que a veces usurpamos el lugar de DIOS, que a veces dejamos que pase las cosas y decimos: ¡que es de DIOS!, cuando somos nosotros quienes declaramos algo que no nos corresponde.


Y cuando es de DIOS, el nos abrirá las puertas, para que la relación sea firme y sólida, ¡mas no seamos nosotros quien la serremos! Si realmente decimos que amamos a DIOS, debemos confiar en él y no hacer cosas que mas tarde nos podamos arrepentir.


8 Te haré entender y te enseñare el camino en que debes de andar; sobre ti fijare mis ojos.

10 Muchos dolores habrá para el impío; mas el que espera en JEHOVÁ, lo rodea la misericordia.

Sal. 32.8, 10

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